miércoles, 26 de mayo de 2010

génesis

Sobre un planeta azul que girabas rápido estabas
cuando aprendiste a hablar y a decir mi nombre
después de jugar con él durante siglos
lo lanzaste al viento
vagó por cielos de distintos tonos
y un día me encontró
sobre otro planeta en otro sistema lunar
me rozó el pelo y se metió en mis oídos
bautizando con su sonido cada rincón de mi ser
y supe quién era cuando por fin me llamaste
y dijiste como en el principio letra por letra
las palabras
y las entendiste, sabiendo desde entonces
que tenías la manera de invocarme
haciéndolo justo cuando había comenzado
a olvidar
los signos y los gestos, los misterios del lenguaje.

Desde el hueco que dibujaron tus labios
supiste emitir además de mi nombre
las dos palabras fundamentales
cuando no imaginaba que una voz
podía encerrar y liberar tanta dulzura
y fue el tono exacto, la música perfecta
me sorprendiste en medio de una larga noche
y tu canto rompió el silencio
me estremeció tu verdad aunque su existencia
fuera una alegría previsible.

Pensar que desde el principio de los tiempos
supiste como llamarme y en adelante
sólo bastó que te capturaran mis sentidos
para que tu cuerpo pase a ser
mi único e incuestionable destino.

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